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Como un enemigo alistó su arco;
    sostuvo la espada en su mano derecha.
Como si fuera el enemigo,
    mató a nuestros seres queridos.
Él derramó su ira como fuego
    sobre las carpas de Sion.

El Señor se convirtió en enemigo
    y destruyó a Israel.
Destruyó todas sus fortalezas
    y sus ciudades amuralladas.
Multiplicó los quejidos
    y lamentos en la hija de Judá.

Él arrancó su templo como si fuera un jardín.
    Arruinó su festival.
El SEÑOR hizo que en Sion se olvidaran
    de los festivales y del día de descanso,
y en medio de su violenta ira
    mostró desprecio por el rey y el sacerdote.

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